Cuando indico que soy traductora, la gente suele quedarse un poco en shock. Acto seguido aparecen en su cabeza una serie de creencias, sin embargo, la mayoría suelen ser mentira. En el artículo de hoy vemos algunos de esos mitos de traducción:
Mito 1: cualquiera que hable dos idiomas puede traducir
—¿Una traducción? Espera, que mi primo que tiene un B1 e hizo el Erasmus en Londres me lo hace en un momento.
¿Te suena esta frase? Muchas personas creen que vivir en el extranjero o hacer un año de Erasmus te da superpoderes, algo así como un superhéroe de idiomas. Automáticamente, eres capaz de traducir cualquier cosa de un idioma a otro.
Para traducir necesitamos muchos más conocimientos que el propio idioma: formación especializada, herramientas específicas, conocimientos técnicos y conocimiento de ambas culturas.
¡Ojo! Puedes salir del paso y crear contenido más o menos apto, por ejemplo, a la hora de redactar un email. Sin embargo, cuando hablamos de documentos específicos, como textos legales o médicos, la especialización en traducción es clave.
Mito 2: el traductor automático traduce igual que un traductor profesional
Hace unos años, los traductores automáticos eran auténticos desastres para nuestras traducciones. Los avances informáticos han hecho que estas herramientas, así como el uso de la IA para traducir (inteligencia artificial), sean un recurso para nuestra tarea de traducción.
No podemos fiarnos al 100 % de los resultados que nos aportan. ¿Por qué? No captan los matices culturales, la jerga o el contexto específico de nuestro texto. Por ello, mi recomendación es que busques y utilices estas tecnologías, pero que revises siempre sus resultados para evitar problemas como el de la imagen de portada.
En la imagen encontramos como alguien dice «Welcome Potato», tras confundir Papa (obispo) con papa o patata (tubérculo).
Mito 3: la traducción es fácil y rápida
—¿Puedes traducirme esto? Es corto y no tardas nada.
¡Si contara la de veces que me han hecho esta pregunta, sería millonaria!
Y es que pensamos que un texto corto se puede traducir rápido, pero nada que ver con la realidad. En primer lugar, debemos conocer el campo temático del texto y leerlo varias veces para conocer el contexto. A continuación, buscar la terminología adecuada, investigar el estilo de esas traducciones en otros idiomas, etc.
Mito 4: un traductor traduce cualquier documento
¡Es uno de los mayores mitos de traducción! Y la respuesta es sencilla y eres capaz de saberla tú mismo si respondes a esta pregunta: como hablas español, ¿serías capaz de redactar documentos médicos, ingenieros y legales, por ejemplo?
Bueno, te doy la respuesta, ¡no! Una cosa es ser una persona que tiene conocimientos generales de diferentes ámbitos, y otra muy diferente ser experto de traducción en todas las materias. Cada traductor se especializa en unos campos concretos a los que dedica años de estudio, trabajo, formación y constante aprendizaje dentro de ese sector de traducción.
Del mismo modo, por norma general, los profesionales se especializan en traducción o interpretación, pero pocas veces realizan ambas.
Mito 5: un traductor es un diccionario andante
—¡Ala, eres traductor! ¿Cómo se dice X en inglés?
—No sé.
—Puf, pues vaya traductor.
La sociedad tiende a confundir la figura de un traductor con la de un diccionario con patas. La clave de un buen profesional no radica en conocer todas las palabras que existen en un idioma, igual que no las conoces tú en español.
Su misión principal es saber dónde buscar esas palabras, dónde encontrar el conocimiento necesario en cada momento. Del mismo modo, saber diferenciar lo que sirve y es de calidad de toda la paja que encontramos en Internet.
Existen multitud de recursos de traducción donde los traductores buscan información. Entre ellos, diccionarios monolingües, diccionarios bilingües, glosarios, bases de datos, páginas especializadas en una temática o tesauros, entre otros muchos recursos.
Mito 6: un texto solo puede tener una traducción
Cuando un cliente llega al estudio de traducción siempre hago la misma pregunta: ¿Qué quieres conseguir con tu traducción? ¿Para qué la vas a utilizar?
Y es que lo primero que debemos hacer es eliminar este mito de traducción. Un mismo texto puede tener diferentes tipos de traducción en función de nuestro propósito de traducción. ¿Redactamos y creamos el contenido de forma idéntica si va dirigido a una revista científica, a un post de nuestras redes sociales o a un manual de instrucciones?
Lo mismo sucede con las traducciones, debemos encontrar el equilibrio para adaptar el contenido de tu texto y conseguir la mejor traducción para tu audiencia teniendo en cuenta el contexto.
Como puedes observar, al igual que en otras profesiones, siempre hay ideas que rodean la figura del traductor, y existen muchos más mitos de traducción. Al contratar los servicios de un traductor, infórmate de primera mano por el propio profesional traductor para adaptar y conseguir lo que realmente necesita tu documento. Evita caer en los mitos y creencias de traducción que vuelan por la sociedad.